Hay un problema generalizado que afecta a diseñadores y creativos de toda índole. Es la tendencia a menospreciar y quitar mérito al trabajo del creativo, por dos injustos y tiranos convencimientosde la gran mayoría de los clientes.

El primero de esos convencimientos lleva a estos clientes tiranos a tratar a los diseñadores como a auténticas máquinas de fabricar ideas, igual que una máquina fabrica palomitas. Parece que los diseñadores no tengan que pensar ni meditar ni esforzarse, pareciera a ojos de esta gente que los diseñadores tengan un botón mágico escondido detrás de la oreja derecha que con sólo pulsarlo ya genera cosas maravillosas. Es el problema de la falta de reconocimiento y aprecio del esfuerzo que supone crear algo: un proceso, a veces, agotador y que puede llegar a consumir las mismas calorías y energía al diseñador como a un albañil pegarse ocho horas al sol imbricando tejas.

A este problema se une una panda de ignorantes generalizados que creen que el “ordenador” lo hace casi todo de forma automática: Photoshop retoca él solito las fotos, con sólo mirarlo. Illustrator (el Corel Draw para estos cutres) crea logotipos increíbles con sólo rozar el ratón. E inDesign (probablemente la ignorancia de esta gente les impida conocer alguna aplicación más allá de Photoshop e lllustrator) es capaz de maquetar catálogos de infarto casi con sólo pensar el orden de paginación.

Así que, entre la gente que no valora las ideas porque piensa que los diseñadores y creativos tienen esa “capacidad” innata de generar propuestas y soluciones sin esfuerzo alguno, y la otra gente (o la misma, incluso) que está convencida de que “el ordenador” lo hace todo… Pues… ¡Terrible profesión la del diseñador! ¡Desgraciado es!

Aïssa López
19 de Mayo de 2015

(publicado originalmente en www.aissalopez.com)